Ladrillos fabricados con paja
Concreto con fibra acero
A lo largo de los años se han encontrado distintos ejemplos de hormigones y mamposterías que contenían añadidos naturales como componentes de relleno o aglomerantes, entre los que se encuentra la paja, fibras de madera, pelo de cerdo, ganado o crin de caballo.
Un ejemplo de ellos son las viviendas de las antiguas civilizaciones mesopotámicas, estas estaban fabricadas con una mezcla de arcilla con paja, esta última era utilizada como un reforzamiento estructural. Los antiguos egipcios de igual manera realizaban esta práctica pues a los ladrillos que eran fabricados de arcilla o barro le añadían la paja como cohesivo.
Los antiguos romanos hacían uso de cal aérea para la producción de morteros en el ámbito de la construcción, posteriormente mejoraron esta técnica al introducir la puzolana como compuesto aglutinante. En la antigua Valencia los techos de las barracas estaban hechos con fago de la albufera, estos estaban reforzados con pajas de arroz, el cual demás de reforzar servía como un buen impermeabilizante
En el antiguo México utilizaban otro tipo de agregado para evitar grietas, lo que fueron las civilizaciones Incas y Mayas solían utilizar fibras vegetales en las cerámicas para evitar que se les formaran grietas cuando colocaban sus piezas al sol.
A partir de la década de los 60 se comienza a proponer otro tipo de agregados para incorporar en el mortero y el concreto, entre los que se destacan las fibras de acero, fibras de vidrio, polipropileno, fibras de nylon, fibras sintéticas, entre otras. Fue a partir de 1970 que el Ingeniero Rudolf Enzler obtuvo avances para la utilización de polímeros en el campo de la construcción de fibras. Fue entonces que a partir de ahí las fibras poliméricas han forjado un lugar excepcional en el ámbito de la construcción como refuerzo estructural.